La planta de ocumo
También
conocida como Dashim, Taro, Yautia, Malanga, Guagüi (Cuba), Tiquisque (Costa
Rica), Tekiscamote y Macal (México), Yautia (Puerto Rico) Quequisque (Nicaragua) y Xanthosoma sagittifolium (L.) Schott (ocumo blanco), Xanthosoma
violaceum (ocumo morado) de
la familia Araceae. Es originario del trópico subtropico del Abya Yala.
También
es conocido con otros nombres por pueblos originarios, como Duswa por los Misquitos (Nicaragua), Wilis por los Mayagnas (Nicaragua),
Este
rizoma o tallo grueso feculento es un producto importante de zonas
húmedas. Las hojas de algunas especies
son conocidas como “calalu” y son comestibles.
Las
yemas apicales o laterales sirven como “semilla” vegetativa, se deja secar unos
días antes de sembrar, preferiblemente al inicio de lluvias. Se cosecha anualmente.
Contiene
grandes reservas de almidón, también contiene cristales de oxalatos de calcio,
que al entrar en contacto con la piel provocan irritación.
Al
cocinar es recomendable agregar el jugo
de limón o yogurt ácido para neutralizar este efecto.
Si
se consume sin cocinar, puede provocar reacciones fuertes en la boca, en la
membrana mucosa. El lavarse con agua de
cal bien diluida y aplicar cualquier aceite (de coco o ajonjolí) elimina el
efecto nocivo.
Usos medicinales
Esta
planta posee propiedades cicatrizantes y emolientes.
El
zumo de la hoja se usa para curar las gusaneras y quemaduras, en compresas
sobre el área afectada.
“Konuko, mis sentidos se activan ante la maravilla de seres que te
conforman: plantas, insectos, aves, reptiles, semillas, flores, frutos,
hojarasca, lluvia, luna,
sol, planetas, estrellas, constelaciones…” (Laura Morales)
En
los recurrentes recorridos junto a quienes hemos decidido convivir la practica
ancestral del konuko, se encuentra una con infinitos saberes, sería imposible
recogerlos toditos, pues la diversidad del Konuko, es tan numerosa como lo es
la gente, por lo que en este aparte del calendario, referenciaremos apenas una
minúscula parte de todo ese saber en forma de cortos testimonios u aportes
relacionados a elementos de este calendario.
Resulta
imposible imaginar un sancocho, sopa o cruzao en nuestro país, que no lleve
entre sus verduras, al imprescindible y nutricional ocumo, por lo que desde muy
chama lo he comido, y utilizado como verdura en la sopa dominguera y en todas
las que suelo preparar; pues ese espesor que da al caldo, junto a sus aliados
ñame, yuca y papa, es único.
Como
todos los meses, la indagatoria que se
hace entre konukeros y konukeras y entre gente que aporta sus experiencias gastronómicas y otras formas expresivas, no deja de sorprenderla a una.
Para
mí, este mes no podía ser de otra manera, pues aunque no he cultivado al ocumo
en mi konuko, dado el limitado espacio de siembra, siempre está presente, pues es cultivado en Konukos circundantes, además de estar siempre en muchos platos que una prepara.
Pero eso no ha sido suficiente, para conocer de todas sus
bondades, es ese compartir entre el konuko y sus seres maravillosos los que le
dan a una saberes sobre mucha de la maravilla que emerge de el, una hermosa Konukera, Marcia
Morales nos envía lo siguiente:
Las hojas de ocumo se comen para fortalecer la
sangre. Es como una transfusión, para casos de anemia o desnutrición.
Se toman las hojas más tiernas y se sancochan en
bastante agua por unos 45 minutos, esto es para sacarle el látex que te causa
ardor en la garganta, la pruebas y si sientes que no pica, ya está lista.
De allí la aliñas y haces un guiso. Mi preferido es
con ocumo (el tubérculo), los aliños y leche de coco.
Que tu medicina sea tu alimento y tu alimento tu
medicina
Bendiciones
Cuando
una se dispone a esta tarea de recopilar testimonios, se encuentra con quien te
dice, pues del ocumo no tengo nada, pero ofrece su poesía de asuntos
relacionados a la naturaleza, así tenemos a Xavier Rodríguez con:
Multiversos:
“Con el
camino por delante, la hormiga tambalea sobre sí toda la extensión del universo”
“Una nube entra a la casa y trae
consigo los mapas secretos”
“La caravana de
luciérnagas ascienden, (yo) las sigo...”
No podían faltar en esta edición del calendario, los
aportes gastronómicos del Oswaldo Del Nogal Infante, a quien consideramos,
casi, nuestro cocinero oficial, pues nos
deleita frecuentemente con sus interesantes recetas, porque este muchacho
además de poeta, es un investigador acucioso de los cultivos nativos y recrea unas suculentas recetas que
pueden ser replicadas en nuestras cocinas y fogones, en esta oportunidad nos
envió dos de ellas:
Tortillas de Ocumo Blanco
Ingredientes:
2 ocumos blanco grandes
2 Huevos
2 dientes de ajo
50 gr de cilantro
2 ajís dulce.
Sal y Pimienta
100 gr de queso llanero
100 gramos de pan molido
Procedimiento:
Rallar el ocumo
Cortar en cubos los ajies
Cortar finamente el cilantro y
ajo.
En un envase colocamos todos los
ingredientes.
Aderezamos con sal y pimienta,
mezclamos hasta que la mezcla quede homogénea y rectificamos sabores hacemos
pequeñas tortillas del tamaño de la planta de la mano y la cocinamos en una
sartén con poco aceite hasta dorar por ambos lados.
Se puede acompañar con:
Como una proteína con arroz y
ensalada.
Cantidad para 4 personas.
Ñoquis de
Ocumo Blanco
Ingredientes:
2 ocumos blancos grandes
2 yemas de huevo
100 gramos de harina todo uso
100 ml de agua
2 cucharadas de aceite neutro
Sal al gusto
Procedimiento:
Cocinamos el ocumo blanco, una vez
que se haya ablandado se deja enfriar, se hace un puré, en un tazón hacemos un
volcán con la harina todo uso, colocamos la yemas de los huevos, el aceite
agua, el puré del ocumo blanco amasamos hasta lograr quede todo unido, luego se
pasa una mesón donde haremos un tubo de unos 2 centímetros de grosor y cortamos en pequeños dedos de
aproximadamente 2 centímetros de largo cada uno una vez cortados se coloca en
una bandeja y se coloca harina de trigo por encima se deja reposar
aproximadamente 30 minutos, se cocina en agua hirviendo con sal, cuando estén
listos los mismo van a flotar se sacan y se colocan en una sartén con alguna
salsa a base de tomate o alguna salsa de su preferencia.
Se puede acompañar con:
Con Salsa de tomate o alguna salsa
de su gusto.
Cantidad para 4 personas.
Muchas
personas pudieran pensar que el ocumo es solo una verdura comestible, o a lo
más como terapia, pues no, eso sería como limitar toda la creatividad que
emerge de esos konukeros y konukeras, así como
del propio cultivo; en esta oportunidad, se reveló la sensibilidad que
subyace en el espíritu libre de quienes ejercen esta hermosa labor, con el
siguiente poema enviado por Egidio Romano Dorante.
Mar de las Aráceas
Un roció tenue blanquecino
bordeó el mar de las aráceas
alfombra vegetal que yace en el
monte
guarida de la hojarasca que duerme
en el sotobosque.
Millones de cosas suceden debajo
de los ocumos
van las escolopendras abriendo
galerías en la materia orgánica
llegan los pegones que abandonaron
el árnica
ruedan los cacaos lentamente hasta
la quebrada
es un despertar del alba en la
montaña.
Ocumo, recibes el sol con tus
grandes hojas
y a la blanca caca de las
guacharacas
conexión de mundos subterráneos
guarida de mamíferos de antaño.
Un canto irrumpió en el mar de las
aráceas
calibrando a la luna y a las
estrellas
y en la tierra los ocumos son
grandes orejas
que captan a la gente que reza
por el bienestar de la cosecha
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