Calendario del Araukaba Octubre 2019




En la imagen de este calendario de octubre 2019, el tiempo lo representamos fluyendo entre la savia de la palma Moriche, entre la Luna Nueva del 30 de septiembre, hasta  la Luna Creciente del 4 de noviembre. El día (Yaja) y el cielo (Najamuto), la noche (Ima) y la tierra (Jobaji)
Esta edición del calendario la dedicamos a la nación Warao, habitantes actuales del Delta del río Orinoco y regiones cercanas, por eso al calendario por este mes lo llamamos el Calendario del Araukaba, que es la traducción de konuko, en su idioma.
En este mes, que marcó tan dramáticamente la historia del Abya Yala, cuando se inició la rapiña desmedida de todo este enorme territorio, a costa del exterminio de gran parte de la población, donde se impuso un único modelo de cultura, la europea, a costa de la diversidad de tan variadas culturas, y sus múltiples cosmovisiones,  asignando a todo el mundo global ser la fuerza de trabajo que garantice el desarrollo de los países industrializados, dejándonos el rol de suministradores de materia prima y fuerza de trabajo barata, en condiciones de esclavitud y pobreza.
Podríamos pensar que no entendieron que todos somos importantes, cada idioma, cada forma de hablar, de entender el mundo, quizás no quisieron ni quieren entender, como mejor lo expresa el poeta venezolano Gustavo Pereira, en su poema:  
Los muy tontos no saben lo que dicen
Para decir tierra dicen madre
Para decir madre dicen ternura
Para decir ternura dicen entrega

Tienen tal confusión de sentimientos
que con toda razón
            la buena gente que somos
                        le llamamos salvajes.

Pero si acaso somos salvajes, por habitar espacios silvestres, no significa que no tengamos conciencia, es posible que la consciencia sea más compleja al estar conectado con el territorio y sus elementos, de una manera integral, desde los físico, pero también con la energía y la espiritualidad, como lo expresó Pedro Juan Krisólogo, sobre la vida de su nación Warao, antes de esta invasión colonialista:
 “…los viejos remeros que habitaban las islas deltanas del río Orinoco; las mismas de los tiempos idos, cuando se vivían más noches en constante observación de las estrellas.  Durante el día leían el signo de las nubes, el vuelo de los pájaros, conocían la orientación de las brisas, conocían el misterio de la música y su encanto; entendían el color de las flores, descifraban el mensaje de las aguas con los seres que habitaban los ríos, en sus largas navegaciones a través de tierras innumerables.
Eran en verdad, otros tiempos.  Al comienzo del invierno se acogían los hombres a la hospitalidad de los cerros del Sur; regresando en verano a las tierras bajas cercanas del mar.  Así eran las cosechas sucesivas y el hambre no aparecía.  Entonces, por la mañana se comía el pan de la palmera de Ojidu con pescado fresco; al medio día suculentas larvas con frutos y néctar de colmenas; por la tarde el vino de la palma de moriche; se fumaba la famosa wina al atardecer y con el humo, las leyendas hacían su aparición.  Correspondía a la media noche la comida principal compuesta por carne de caza, pescado y tubérculos; más fueron las canciones las que amenizaron faenas, en las etapas de la vida.
El trabajo era liviano y las labores en común, en una existencia de fáciles prohibiciones y suaves deberes.  Se conocía el valor de los metales, el embrujo de las piedras preciosas, las propiedades de las plantas curativas y el uso de las resinas milagrosas de las exuberantes selvas.  Hombres y mujeres se aman con simplicidad infinita y los hijos de sus pasiones quedan al cuidado celoso de los ancianos…”

Comentarios

Entradas populares de este blog

La planta Clavo de pozo

La planta de Merey (Anacardium occidentale L.)

Maiz cariaco