Maiz cariaco




 
El maíz, Zea maiz L. perteneciente a la familia Gramínea o Poaceae. Presenta  inflorescencia monoica, es decir con flores  masculina y femenina separadas dentro de la misma planta. En cuanto a la inflorescencia masculina presenta una panícula o espiga de coloración amarilla que posee una cantidad muy elevada de polen. En cambio, la inflorescencia femenina marca un menor contenido en granos de polen y se forman en unas estructuras vegetativas denominadas espádices que se disponen de forma lateral, desde donde se conformarán las mazorcas. Las hojas son largas, de gran tamaño, lanceoladas, alternas, con líneas paralelas. Se encuentran abrazadas al tallo y por el haz presenta vellosidades. Los bordes de las hojas son muy afilados y cortantes.
La siembra del maíz, durante la época precolombina, se realizaba con la ayuda de una herramienta llamada coa, formada por un palo de madera con un extremo agudo, para facilitar agujerear la tierra donde sembrar las semillas. Esta herramienta todavía es utilizada en la actualidad, por las naciones indígenas y campesinos-indígenas del konuko.  Aunque el cultivo se adapta muy bien a todos tipos de suelos, prefiere los suelos con pH entre 6 a 7, profundos, ricos en materia orgánica, con buena circulación del drenaje para no producir encharques que originen asfixia radicular. La época ideal para la siembra en Venezuela es la estación lluviosa, especialmente entre  junio y julio.


Esta planta se originó como especie silvestre en Centro y Sur del Abya Yala, desde donde se comenzó su domesticación, hace unos 8 a 5 mil años atrás, alcanzando una importancia fundamental para el sustento de antiguas poblaciones humanas, llegando  a ser considerado como planta sagrada.

Frecuentemente las semillas de maíz son sembradas conjuntamente con otras de leguminosas, como son el frijol, la caraota o tapiramo, auyama y yuca.  Cuando las mazorcas están maduras, el tallo de la planta lo doblan por debajo de su carga, para protegerlo de las lluvias y los pájaros, y así esperar a que seque, para su posterior cosecha.

RELATOS KONUKEROS
En nuestro país, todos conocemos un poco de maíz, ya sea, porque lo comemos a diario en forma de arepas, o a través de las deliciosas cachapas, u otras creaciones gastronómicas derivadas del maíz; otros,  porque lo siembran, y los menos informados, diferenciamos al menos dos variedades por su color, amarillo y blanco.
Someramente, había escuchado mencionar el maíz cariaco entre konukeros cercanos, pero mi conocimiento sobre dicho maíz, era nulo, pues hasta el presente no he tenido el honor de cultivarlo en mi casa, aunque por ahí tengo unas semillitas que me regalo la konukera María Teresa González que trajo desde la población El Pilar estado Sucre, y que pienso replicar en mi konuko para ensemillarme, y aprender en contacto con dicha planta sobre su naturaleza, y diseminar posteriormente entre los Konukos de mi comunidad aquí en Santa Cruz de Aragua.
Agradeciendo siempre a la Madre Tierra, por permitirme el participar de la elaboración colectiva del presente calendario, pues es una tarea que implica una minuciosa indagación de distintas fuentes,  libros, tesis de grado, artículos de prensa, visitas a Konukos y los maravillosos testimonios konukeros, información, que en conjunto, nos aporta infinitos saberes a nuestra labor konukera. 
Es un hábito, convocar a quienes trabajan el konuko, a que nos aporten sus  testimonios de vida con la planta, festividad o asunto que corresponda versar el calendario, así, recurrí a muchos de ellos, en búsqueda de esos relatos, en los que pudiera visualizar la presencia del cariaco.
En esta oportunidad fue difícil obtener esas experiencias de konuko sobre el maíz cariaco, quizás obedezca al contexto en el que me desenvuelvo, el urbano, sin embargo, dos excelentes luchadores de la practica konukera en nuestro país, enviaron muy amablemente unos testimonios sobre dicho maíz.

José Roberto Duque  (De Alto de Escuque, estado Trujillo)
“Arepa negra”
La conocí luego de un viaje medio infernal, si es que el infierno es helado. Desde el piedemonte barinés me enrumbé hacia Pueblo Llano y Las Piedras, y de allí al encuentro de un páramo olvidado o abandonado, neblinoso y sembrado de frailejones. Pudiera ser o parecer idéntico al clásico merideño que uno tropieza desde Santo Domingo, sólo que a este lo atraviesa una carretera abominable, como atacada de misiles y de desprecio, y así la inmensidad se siente más sola. Surca la carretera un trozo de Mérida para luego ingresar a Trujillo y de pronto te encuentras en un pueblo donde gobiernan el frío y las fresas: Tuñame. Habla la gente de allí con un acento primero “pujao” y al final violento; las frases se escapan como quien se libera de una carga muy pesada o de un secreto horrible. Gente bonita y amable al fin, la familia de Hugo y Cale me brindaron una primicia en el desayuno: arepa negra con queso y creo que una mantequilla artesanal de por ahí mismo. La arepa sabía a arepa y era de maíz negro, variedad de altura. Cuando pregunté si ese maíz tenía un nombre me sorprendieron con el dato: a ese maíz también lo llaman Cariaco. Como ese que en toda Venezuela sirvió o sirve para reanimar y repotenciar a las parturientas y a sus crías, y que, probablemente por la referencia oriental y caribeña que a uno “le viene” cuando lo nombran, uno suele relacionar con climas más bien calurosos y con tierras bajas. ¿Qué busca Cariaco en Los Andes, o por qué esa invocación andina? Me prometí hacer un investigación mínima sobre cómo y a cuenta de qué el nombre funciona para variedades tan distintas. Y me la debo, y se la debo a ustedes también.

Josefina Laurito (La  Peñita, Chivacoa, estado Yaracuy)
Te voy a contar mi 1er encuentro con el maíz cariaco en 1983. Mi hija tenía pocos meses de nacida y tuvo una diarrea que no se le quitaba. Su pediatra Cesin Centeno después de varios tratamientos le indicó que la base para sus teteros debía ser crema de maíz cariaco, santo remedio.
Por los trueques siempre hemos tenido y truequeado semillas de maíz cariaco. La última vez truequeé 1/4 kilo y se lo regalé a un señor que el siembra cultiva y vende maíz cariaco con la condición que él luego me diera semillas. No lo he vuelto a ver.
Aquí en Chivacoa, hay un señor que por tradición de su casa hacen y venden los gofios que se hacen con dicho maíz. Él vive en una Comunidad que se llama Cocuaima. Aún no he podido visitarlo y hacer una entrevistas conversa al respecto. Lo que si puedo afirmar es que es rico y nutritivo como alimento.  Lo llaman el atol para bebes.

Otras anécdotas campesinas (Baez, 2017)

“Hay muchos diseños, los que hicimos desde su práctica fueron cuatro: a) maíz con tapiramos en el mismo hueco de siembra; b) maíz y frijol entre plantas o c) maíz y yuca/ocumo entre surcos; y d) subparcelas de maíz, caraota, yuca, ocumo, etc., dentro del mismo conuco. La cantidad de semillas por hoyo, entre tres y cinco. Los hoyos se hacen a coa, puya, chícora o chícura. Definido el trazado del surco a “ojo” o con “guías”, cuerdas que van de un extremo a otro de la parcela a sembrar, van caminando guiados por ella y con la coa, abren los hoyos golpeando el suelo con una mano, con la otra tiran las semillas en el hoyo, y con un pie lo tapan. También lo hacen combinado, uno abre hoyos adelante y otro detrás coloca semilla y las tapa”.

“…Las matas que uno siembra primero es la chivata, quinchoncho y la paspasa, auyama, esa se siembran uno antes de sembrar el maíz…” (Anacleto Rivero ᵼ;  Monte Carmelo, estado Lara).

Para el “…cuidado del cultivo se debe tomar en cuenta la fase de la luna, la menguante siempre va ser la que inicia todo tipo de actividades de limpieza y doblado, si se hace en otra fase de la luna el maíz es propenso a que le caigan insectos…” (Víctor Tablante; El Sombrero, estado Guárico).

 “El doblado del maíz lo hace cuando ya tiene mazorca y la barba esta por caerse, junto a la menguante procede a doblar el maíz, a casi a mitad de la planta hace el dobles, dando que la planta quede a una posición de 180 º y una planta al lado de la otra.” (Víctor Muñoz; Santa Rosa del Sur, Puente Guárico, estado Guárico).

En todas las parcelas sembradas, todos fijan la luna menguante para cosechar el maíz seco, trascendiendo la proyección a una mayor resistencia del maíz a ser atacado por gorgojo y hongos, durante el almacenaje, sea como grano de consumo o semilla.



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