La magia del konuko
Anécdotas (La Rosa, 2014)
“Él [su abuelo] te decía,
hablaba… mira voy a sembrá, amiga o hermana, prima… ¡tierra! ¡de ti venimos y
para ti vamos! Voy a sembráme éstos granitos de maíz pa‟ ve si algún día usted
me dá algo, que lo necesito‟. Yo lo hago, yo lo hago, cuándo estoy solo aquí,
yo lo hago; cuando voy a sembra‟ cualquier mata „¡permiso Madre Tierra! que voy
a sembra‟ esta mate‟camburpa´l mañana, si no es pa‟mi es pa‟l prójimo‟ y se me
dan... Yo tengo esa costumbre también, ya, yo… esa costumbre no la pierdo…”
(Américo Cedeño, El Cuji, estado Miranda).
“A él tú tienes que pedirle
permiso… [Refiriéndose al indio desnudo]”. “Y tienes que hablar…„Yo vengo por
aquí a ver si usted me da permiso para curar a tal persona. Vengo nada más a
quitarle este trocito…‟ Las plantas tienen muchos secretos…” (Sabina Pérez,
Santa Rosa del Sur).
Los
Dioses del Turimiquire
Egidio Romano Dorante
Es
fecha de solsticio y en el oriente
Venezolano se escucha un trueno que
recorre toda la costa del Caribe, es la señal de apertura de los cielos por
donde descenderán “Los Dioses del Turimiquire” con las semillas ancestrales
para el pueblo del gran Cumanagoto; ají, maíz cariaco, yuca, ñame, ocumo,
quinchoncho, frijol, tabaco, cacao,
tupiro, onoto y copuazú, son las
ofrendas para la tierra del macizo guardián de rojizos atardeceres.
Así
comienza la leyenda de los dioses de la
serranía del Turimiquire en el municipio Montes del estado Sucre,
donde unos seres celestiales,
durante milenios se han encontrado con los pobladores del macizo para realizar
la entrega del conocimiento mediante la donación de las semillas originarias
de nuestra siembra conuquera que se
distribuyó por toda la Amazonía.
Por
esto el oriente venezolano es el centro
de origen de los “Tapiramos”, coloridos granos que dieron nombre a Cumanacoa,
del cumanagoto; “tierra de frijoles”. Teniendo al Turimiquire, como la sede del “Trono de los
Dioses” guardián de las aguas que nacen
en el enorme macizo, centro magnético y espiritual de pueblos ancestrales.
Para
el rescate de las semillas originarias, debemos partir de lo que realmente es nuestro,
somos hijas e hijos de las raíces y tubérculos, además de una gran variedad de
especies leguminosas, frutales y hortalizas, esas que los dioses del
Turimiquire trajeron desde los confines
del universo, cada 21 de Junio y
Diciembre.
“La
diosa del cacao llenó las tinajas con mieles de yuca y frutos de ají, iniciando así, la mágica mezcla del cachirí”, tributo para el arcoíris de los mundos.
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