Para
estos días del equinoccio lo celebra la nación Aymara al Sur del Abya Yala,
quienes llaman estas celebraciones como Auti Willka Chika, que en su
calendario, realizan ritos de solicitud de buena cosecha, está representada
en la chakana, que significa el puente en lo alto, donde se sintetisa la cosmovisión andina, al
mismo tiempo que representa un calendario ligado al cosmos.
Para la nación Mapuche, reconoce este período como pewü “época
en que comienzan a brotar los árboles”, lo que genera la renovación de la
naturaleza, después de pasar las lluvias y las nevadas.
Para los pueblos de mesoamérica, este tiempo corresponde
a tiempo de sequía y por lo tanto de cosechas. El día del inicio del
equinoccio de otoño en la escalera norte del Castillo maya de Chichén Itzá,
México, una proyección solar serpentina, consistente en siete triángulos de
luz, invertidos, como resultado de la sombra que proyectan las nueve
plataformas de ese edificio, al ponerse el sol.
Para empezar, las primeras sombras de los cuerpos
superiores de la pirámide comienzan a dibujar los triángulos isósceles que
conforman el cuerpo de la serpiente emplumada. Paulatinamente la sombra va
avanzando hacia la cabeza en forma de serpiente ubicada en la parte baja de
la escalera.
Durante esta momento mágico la serpiente de Kukulcán
desciende por las escaleras de la pirámide del Castillo de Chichen Itzá en
México.
Poco después comienza a disiparse la figura de Kukulcán para poner fin a un
proceso que dura aproximadamente 45 minutos, desde su inicio hasta su
culminación.
Esta pirámide está conformada por 365 escalones (tantos como los días del año),
representando un calendario para los pueblos descendientes maya.
En el caribe, en particular en los estados Falcón y Lara,
Venezuela, en este tiempo se celebra un ritual milenaria para invocar las
buenas cosechas y agradecer la generosidad de la tierra nutricia y de los
“espíritus divinos”, porque combina la presencia antigua de los ayamanes y
jirajaras, aborígenes de los poblados limítrofes de Mapararí (sur del estado
Falcón) y Moroturo (norte del estado Lara).
Por ello, el festivo ritual de gratitud honrra la
naturaleza y los productos que ella prodiga, a las divinidades milenarias:
“Los indios le pusieron turas a esta tradición porque cuando el maíz está
barbarroja cuando está empezando a echar el granito, decían ‘el maíz está
tureando’, de ahí proviene el nombre del baile de las turas.
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